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martes, 30 de noviembre de 2010

Secretos expuestos

Lectura: Salmo 32: 1-7


"Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Y tú perdonaste mi maldad y mi pecado". Salmo 32:5


Por muchos años, el Lago Okeechobee escondió muchos secretos en sus densas aguas y en sus capas de fango. Sin embargo, en 2007, la una canícula secó este lago hasta alcanzar su nivel más bajo desde que se hubieran hecho registros oficiales en 1932, revelando cientos de años de historia. Al rastrillar el lecho del lago, los arqueólogos encontraron artefactos, cerámica, fragmentos de huesos humanos e incluso botes.


Después de que el rey David cometiera adulterio con Betsabé y planeara la muerte del esposo de esta, Urías, cubrió sus pecados negándolos y no confesándolos. Probablemente pasó muchos meses llevando a cabo sus asuntos, como de costumbre, e incluso realizando deberes religiosos. Todo el tiempo que David mantuvo sus pecaminosos secretos encubiertos experimentó el aplastante dedo acusador de Dios y su fuerza se evaporó como agua en el calor del verano.


Cuando el profeta Natán confrontó a David con respecto a su pecado, la convicción de Dios fue tan grande que David confesó sus pecados al Señor y se alejó de ellos. De inmediato, Dios perdonó a David y este experimentó Su misericordia y gracia.


Tengamos cuidado de no ocultar nuestro pecado. Cuando ponemos al descubierto nuestros pecados, confesándolos a Dios, quedaos cubiertos con su perdón.


Dale a Dios lo que Él desea más que nada: un corazón quebrantado y arrepentido.

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