Misión

Misión: Ser un sitio que brinde ayuda de manera oportuna a cada uno de los lectores teniendo como base la Palabra de Dios.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Él es suficiente

"Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tengan ánimo; soy yo, no teman!" Mateo 14:27


A veces la vida nos abruma. Las violentas olas del desengaño, las deudas sin fin, las enfermedades que nos debilitan o los problemas con otras personas pueden ocasionar desesperanza, depresión y desesperación. También les sucedió a los discípulos de Jesús. Y también me ha pasado a mí.


Tres afirmaciones del Señor nos ofrecen consuelo, seguridad y esperanza de que Jesús es suficiente. La primera la encontramos en Mateo 4, y se repite tres veces: "Escrito está" (vv.4, 7, 10). En respuesta a las tres tentaciones de Satanás, Jesús dio suficientes pruebas de que la Palabra de Dios es cierta y sobrepasa a las más poderosas formas de tentación y opresión.


La segunda afirmación: "Soy soy", (Mateo 14:27) fue pronunciada cuando Jesús les dijo a sus aterrorizados discípulos que Él mismo era suficiente para detener la atronadora tempestad y calmar las furiosas aguas.
Jesús pronunció la tercera afirmación desde la cruz: "Consumado es" (Juan 19:30). Él nos aseguró que Su muerte fue la provisión suficiente para pagar la deuda de nuestros pecados y hacernos libres. 


Sean cuales sean nuestras circunstancias, Jesús está presente con Su amor, compasión y gracia. Él es la prueba, la presencia y la provisión necesaria para conducirnos con seguridad hasta el final.


El amor de Dios no evita nuestras pruebas, sino que nos ayuda a  atravesarlas.

jueves, 14 de octubre de 2010

Rescate milagroso

"Él es quien rescata del hoyo tu vida", Salmos 103:4


¡Qué maravilloso es observar lo que ha transcurrido en estos últimos días!

El mundo entero fue testigo de un rescate milagroso en que 33 mineros quedaron sepultados en el interior de una mina en la localidad de Copiapó en el norte de Chile. Tras una larga espera de 69 días y a una profundidad de 700 metros, cada uno de los mineros pudieron salir sanos y salvos a través de una exitosa operación de rescate. Sin embargo, lo que más llama muestra atención es la cantidad de enseñanzas que nos deja este acontecimiento histórico. El trabajo en equipo y perseverancia por parte de las autoridades de Chile, la unidad de todo un país, el apoyo y deseos de éxito de más de 1 billón de personas a nivel mundial son algunos ejemplos que debemos de imitar.


Pero hay algo más profundo aún, y se trata centra en una afirmación que hace el escritor del salmo 103 en el verso 4 específicamente. "Él es quien rescata del hoyo tu vida". Muchas veces tendemos a estar en situaciones en las que no deseamos estar ya sea porque hayamos tomado una decisión errónea, o bien puede ser por nuestra inmadurez, o aún peor, por negligencia, rebeldía y dureza de corazón. No importan las razones, sientes que estás en un hoyo tan profundo que impide que tus ojos vean la salida. Haz intentado por todos los medios salir, sin embargo, todas las posibles salidas no te conducen a la tan ansiada salida. Y a medida pasan los días, meses e incluso años, tus esperanzas menguan así como tu fe; experimentas esa horrible sensación de soledad y abandono; te das cuenta que tu ánimo se encuentra desnutrido, que tus ojos no hayan orientación por la falta de la indispensable Luz que pone todo en evidencia y observas que tu realidad es no tener escapatoria.


Pero hay algo tan real y maravilloso que provoca en ti una maravillosa sensación que todo se puede revertir. Justo en el momento en el que tu fe se encuentra calcinada, ves la mano poderosa de Dios extendiéndose diciéndote "Ven, tómame, estoy rescatando del hoyo tu vida." 
Puede que hoy te encuentres en ese hoyo tan profundo que te hace infeliz o puede que estés cayendo a los niveles más bajos de gracia. No importa, Dios extiende su suficiente misericordia con el fin de darte paz, consuelo y ánimo. Así como cada uno de los 33 mineros rescatados que experimentaron la felicidad al tener libertad, Dios te ofrece HOY la oportunidad de ser redimido de las ataduras que te mantienen cautivo. Sólo acércate al Trono de la Gracia y te encontrarás con la mano de Dios arropándote de tal manera que llorarás de alegría.


¡Qué maravilloso es darse cuenta de esa realidad! Hay alguien que nos presta su oportuna ayuda para que podamos encontrar la libertad y felicidad.


La mano de Dios está siempre extendida para rescatarnos del hoyo más oscuro y solitario.
   

martes, 12 de octubre de 2010

Da un paso a la vez

Estoy completamente convencido que han habido momentos en tu vida donde has meditado de tal manera que has llegado a la conclusión de la necesidad que tienes de comenzar de nuevo para lograr ser una mejor persona.

Sabías que en un centro comercial en Coventry, Inglaterra, unos investigadores colocaron coloridos anuncios a lo largo de las barandillas de una escalera que decían: "Subir las escaleras protege su corazón". A lo largo de un periodo de seis semanas, el número de personas que eligieron subir las escaleras tradicionalmente en lugar de las escaleras eléctricas que había al lado se elevó a más del doble. Los investigadores dicen que cada paso cuenta, y que el comportamiento a largo plazo sólo cambiará si los anuncios se ven con regularidad.

La Biblia está llena de "anuncios" que nos instan a obedecer al Señor y seguirle  incondicionalmente. Justo antes de que el pueblo del Dios entrara en la tierra prometida, Dios le dijo: "Mira, yo te he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal: [...] escoge, pues, la vida para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días" (Deuteronomio: 30:15, 19-20).

Muy a menudo esperamos que nuestras vidas cambien por medio de un gigantesco salto de fe, una profunda decisión o algún acto significativo de servicio. En realidad, la única manera en que cambiamos es dando un paso cada vez; y cada paso cuenta. Prestemos hoy atención y demos un paso de obediencia sincera hacia el Señor.

Un pequeño paso de obediencia es un gigantesco paso hacia la bendición.